sábado, 29 de mayo de 2010

CAMBIOS DRÁSTICOS


Buen día mamá, saludó mi hijo, y de inmediato preguntó ¿A qué hora nos vamos de viaje? Hijo nos vamos cuando llegue el helitaxi, contesté. Pasada una hora llegó el vehículo y volamos en él hasta el Estado Sucre donde haríamos escala para ir a Margarita en ultraferry. Al llegar allí se me ocurrió. ¡Mejor vamos en el tren que va por el canal submarino. “Este tren había llegado a Venezuela hacía 20 años y su tecnología era la más segura de esa época, pues era un aparato que no tenía carrilera y flotaba por medio de grandes imanes y podía alcanzar una velocidad de hasta 500 km/h”.

Para montarnos en él, el sistema de robótica nos escaneó por completo por medidas de seguridad. Al entrar divisamos una muy antigua televisión de ventana, de esas que hacían 30 años en paneles sintéticos ultra delgados. Ubicamos los asientos y los robots nos atendieron de inmediato para ofrecernos algo de merienda mientras esperábamos que el tren se llenara totalmente. Allí recibí llamadas en mi portátil inalámbrica de unas llamadas que estaban realizando hacia mi casa unos familiares y los hijos de mi hijo. Antes de arrancar el tren, el mismo nos abrochó los cinturones y los ajustó suavemente según nuestra medida.

Arrancó y comenzamos a ver que se movía muy rápido y de pronto se apagó todo. El sistema de seguridad y los robots aclararon que se había descargado una batería y que sólo íbamos a durar unos minutos, nos exhortaron ha mantener la calma y que aguardáramos en nuestros asientos mientras solucionaban el problema. Mi hijo me dijo bueno mamá esto pasa por viajar en algo tan viejo… esas palabras me llevaron al pasado cuando no existían los computadores de alta velocidad.

Cuando se utilizaban portátiles ligeras y que sólo eran ¾ partes más lentas que las que vemos ahora en esta época. Recuerdo que había computadoras que no tenían cables pero seguían siendo muy grandes y era lo último en tecnología en el 2011. Por otra parte me daba nostalgia recordar que antes podía manejar un vehículo de esos que consumían gasolina y que desaparecieron hace unos 34 años por los teledirigidos por sistemas satelitales y que utilizan energía solar para moverse. Mi época de profesora y jefe de divisiones de una universidad que utilizaba proyectores multimedia con tan poca resolución y tan grandes e incómodos para trasladar, muy diferentes a los actuales que son un láser de mano y los relojes quienes proyectan en alta resolución y son rápidos y fáciles de usar, hasta imprescindible usar computadores que se conecten a ellos, pues todos son inalámbricos.

Las transacciones bancarias las hacíamos por Internet, pero obligatoriamente teníamos que hacer grandes colas para tener dinero en efectivo para hacer el mercado o algunas compras en sitios donde no habían puntos de tarjetas de crédito y débito, distinto a este tiempo que no tocamos el dinero, que sólo hay que hacer todos los pagos por Internet y la comida y todo lo que compremos es rebajado del sueldo y de la pensión automáticamente. Las clases ahora son sólo virtuales, no como antes que podíamos ver a los alumnos; las casas ya no se construyen a base de cemento, los servicios de luz ya no existen, todos tienen paneles solares capaces de abastecer por un año le electricidad del hogar en caso de no haber sol, y el agua se recicla y se vuelve a usar estando siempre potable.

Todos los sistemas de computación ahora en el 2050 sólo se hacen a través de comandos de voz, ya se realizó la primera estación espacial y quién sabe que más estará por ocurrir… reparo en mi persona al sentir que llega la luz nuevamente y comienza a andar el tren y veo que tuve un éxtasis, he sobrevivido a los cambios más feroces de mi historia, digo con voz quebrantada a mi hijo, que se extraña de mi comentario, él me abraza y me dice: espero que sigas sobreviviendo en el mañana, conmigo.